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        Sofia Coppola y Los Dolores del Alma

        Sofia Coppola y Los Dolores del Alma

         

        “Estoy perdida. ¿Se va haciendo más fácil?”. Es una pregunta que le hace Charlotte, la protagonista de Perdidos en Tokio (Lost in Translation, 2003), a Bob Harris (Bill Murray), y pareciera corroborar con esa frase alrededor de qué sensaciones gira el cine de Sofia Coppola, la directora neoyorquina y realizadora de este a mi entender, con total razón, aclamado film. Mejor resumen no podría haber hecho Charlotte, pues los temas de vaciedad y desasosiego acompañan todo el cine de esta directora, que cuando no presenta en sus filmes a adolescentes frustrados y perdidos, muestra la terrible parálisis que puede llegar a sufrir un ser humano cuando todo, incluso la vida, pierde el sentido o cuando este se busca incansablemente sin hallarlo.

        Su primera aparición en el mundo del cine fue en El Padrino (The Godfather, 1972) dirigida por su padre, cuando era apenas una bebé; también como actriz participó de otros filmes, siendo el más notorio su rol en El Padrino III (The Godfather Part III, 1990), donde interpretó a Mary Corleone con muy malas críticas que afortunadamente la llevarían a cambiar de punto de vista y decidirse finalmente por la dirección y la realización de guiones, lo que nos ha permitido apreciar su incansable creatividad. Dejando pues atrás su pasado como actriz, graduada de Bellas Artes en el California Institute of the Arts, habiendo sido además diseñadora de vestuario y directora de videos musicales y publicitarios, Sofia Coppola nos ha mostrado gran madurez desde sus inicios, quizás permeada por ese saber hacer de su padre que presupone una gran escuela para cualquiera que quiera sumergirse en el mundo de la dirección, ya que aprender de Francis Ford Coppola es aprender de uno de los grandes. Sin embargo, darle todo el crédito del éxito a su padre sería demeritar su fértil imaginación y su modo particular de dar toque a las historias como ella las ve.

        Su filmografía comenzó en 1996 con el corto Bed, Bath and Beyond (1996), el cual codirigió y le permitió graduarse como cineasta, pero se materializó con su primera realización en solitario, el cortometraje Lick The Star (1998), que permite vislumbrar desde sus inicios su marcada tendencia a revisar al detalle los líos de la adolescencia, donde o se gana o se pierde, sin puntos medios, como le sucede a Chloe la protagonista de este corto, cuando pasa de ser la reina del colegio a la más impopular, por una travesura que le sale cara. Continuó su carrera profesional con la dirección de su primer largometraje, Las Vírgenes Suicidas (The Virgin Suicides, 2000) basado en el libro homónimo de Jeffrey Eugenides, donde las cinco adolescentes que son los personajes principales buscan la libertad o la muerte. A este título lo siguieron otros tan exitosos como aquel par de filmes ganadores del Premio Oscar a mejor guión original y mejor diseño de vestuario respectivamente: Perdidos en Tokio y Maria Antonieta (Maria Antoinette, 2006), basado este último en The Journey, una biografía de la reina de Francia siendo aún una adolescente, escrita por Antonia Fraser. A esta le siguió Somewhere (2010), ganadora del León de Oro en el Festival de cine de Venecia donde su protagonista Johnny Marco lo deja todo cuando por fin descubre que no ha hecho nada de su vida, para continuar con The Bling Ring (2013), basado en la historia real de unos adolescentes obsesionados con la fama que irrumpen en la casa de sus celebridades favoritas con el fin de “arrancarles” algo de su popularidad e incorporarlo en sus propias vidas en forma de aditamentos materiales de todo tipo, y copiar no solo el fashionismo propio de estas celebridades, si no su estilo de vida en general, con excesos y drogas incluidos. Esta historia llegaría a las manos de Sofia Coppola a través de la lectura de un artículo publicado en Vanity Fair por Nancy Jo Sales, que la dejaría tan impresionada que vio allí la semilla de su siguiente film, el cual a pesar de su glamour y de su sinceridad –a la que la directora es fiel, no alcanza el nivel de sus realizaciones previas. Precisamente acerca de los dos últimos trabajos mencionados, ella misma refiere que ambos “siguen la idea de querer alcanzar la fama y lo que sucede cuando la consigues”. Posteriormente llegaría El Seductor (The Beguiled, 2017), una nueva adaptación del libro homónimo de Thoman Cullinan y un gran reto, si se tiene en cuenta que ya este había sido adaptado por Don Siegel en 1971 con Clint Eastwood como protagonista. En esta, más que la individualidad de los personajes que apenas si se perciben sus motivaciones y carencias, la directora enfatiza el poder y la fuerza que las mujeres protagonistas tienen como grupo, más allá de la sororidad que pudimos percibir en Las Vírgenes Suicidas o Maria Antonieta. Finalmente, y hasta ahora, su obra la completa On the Rocks (2020), su más reciente producción, en el que una mujer busca las respuestas a las preguntas que la edad le ha generado en cuanto a la relación con su padre, con su esposo y con su profesión. No siendo el mayor logro de Sofia Coppola pues es una historia que con sus enrevesados giros pierde verosimilitud, sí puede ser una disculpa para apreciar de nuevo la genialidad de Bill Murray, quien le da un poco de chispa al desgano generalizado de la película.

        Sus historias parecieran, en últimas, una invitación a una introspección que nos haga descubrir de dónde surgen nuestras motivaciones y qué tanto nuestro pasado adolescente ha signado nuestra vida, pues como lo diría François Truffaut quien también mostró desbordado interés en los temas de niñez y de adolescencia, “Todo lo que ocurra a un niño entre los 3 y los 14 años puede ayudarlo o arruinarlo de por vida”. Quizás por estas razones, sus realizaciones como directora están permeadas por su interés en el mundo adolescente, donde existen padres en extremo represivos como en Las Vírgenes Suicidas o The Bling Ring, o totalmente ausentes como en Somewhere o El Seductor.

        Con estos temas de fondo y su marcado interés por filmar en sitios donde ella misma vivió, como es el caso de Tokio y Francia, podemos descifrar algo de su propia vida, donde en Perdidos en Tokio atravesaba un momento difícil de la relación con su esposo en aquella época el director Spike Jonze, y que la llevaría, probablemente, a tejer uno de los diálogos más profundos del film cuando Bob Harris le confía a Charlotte que con el tiempo el matrimonio se hace más difícil, especialmente cuando llegan los hijos. De modo semejante, en Somewhere ella misma confiesa que la acosaban en aquella época las preguntas acerca de cómo los hijos cambiaban la perspectiva de la vida, especialmente si se es famoso, y que por esta razón se identificaba tanto con Cleo –el personaje adolescente, como con su padre Johnny Marco, el famoso actor de cine protagonista de este largometraje. En estos dos filmes, al igual que ocurre en Las Vírgenes Suicidas, Maria Antonieta, The Bling Ring y On the Rocks, se encuentra ese componente de búsqueda incesante de sentido o de carencia total de él.

        Y sus personajes van todos hacia allí; encaminados a encontrar el espíritu de la vida, el sentido que los conduzca a la libertad, la respuesta a sus preguntas, la calma a su desasosiego. La dirección de actores y la cercanía con ellos es evidente y es otro de los rasgos de su cine, pues el trabajo que estos logran hacer para ella hacen de sus historias algo tan auténtico y natural que nos lleva casi a sentir lo que ellos sienten, pidiéndonos identificarnos con sus miedos, carencias y dolores, esos que la directora busca resaltar en su disfrute por los planos quietos en los que busca dejarnos adivinar su vulnerabilidad. La sinceridad y el temor real de sus personajes nos hacen pensar en ellos como en nosotros mismos; e identificarnos con la búsqueda de las hermanas Lisbon de Las Vírgenes Suicidas de tener una vida común que se hace tan esquiva, al igual que con la Maria Antonieta del film homónimo, cuya desesperanza era tal que decidió llenar sus vacíos con otros, sin dejar de revisar a Johnny Marco en Somewhere, quien al descubrir el sinsentido de su vida y la total vacuidad, reconoce que ha dejado de ser una persona para convertirse en nadie, para desembocar en mujeres con tantas dudas, cuestionamientos e inseguridades como Martha y Edwina de El Seductor o Laura de On the Rocks. Pero quizás aquellos que mejor han traducido la melancolía y la vaguedad que la directora ha querido plasmar han sido Charlotte y Harris (interpretados magistralmente por Scarlett Johansson y Bill Murray), quienes no dejan un asomo de duda en el estancamiento total por el que atraviesan sus vidas. Siguiendo la misma línea, encontramos a los jóvenes de The Bling Ring, quienes buscan llenar el vacío de su vida con fama y fortuna –aunque sean robadas, sin importar el precio y cómo fueron alcanzadas, así eso signifique tratar de vivir la vida de otra persona. El elemento común está ahí, Sofia Coppola nos acerca a sus personajes, nos deja entrar en su vida, nos hace identificar con ellos y con sus demonios, nos permite sentir su dolor y nos deja claro que son tan mundanos, tan comunes y tan reales que podemos terminar de ver uno de sus filmes sin saber si la melancolía que nos queda es propia o prestada de alguno de sus personajes. Es esta simple razón, la que hace que Sofia Coppola sea una cineasta de la realidad en su más pura expresión.

        Hay directores que pasan toda su vida buscando la madurez que Sofia Coppola ha logrado ya, la que gracias a su talento innato encontró a muy temprana edad y que nos lleva a reconocer su cine sin siquiera tener la certeza de que haya sido escrito y dirigido por ella. Ha hecho más grande su apellido sin buscar refugio en él, pues aunque ser hija de Francis Ford Coppola haya favorecido sus inicios, ha sido ella con su estilo propio y auténtico lo que le ha permitido permanecer. Estamos pues ante otra de las cineastas que comenzaron su carrera en los años noventa, sin que la fama suya o de su padre, ni los múltiples galardones y reconocimientos obtenidos hayan apagado su originalidad e independencia para hacer películas, lo que nos augura la apreciación de sus filmes por mucho tiempo más.

        Actualización de un artículo publicado originalmente en la revista Kinetoscopio No. 104 (Medellín, octubre/diciembre, 2013), p. 40-44

        ©Centro Colombo Americano de Medellín, 2013

        ©Todos los textos de www.cinesentido.com son de la autoría de Liliana Zapata B.

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