Las diferentes formas de la realidad
Comedias, dramas filosóficos y ciencia ficción son –entre otros– los tópicos tratados por Richard Linklater en sus películas, y esto ocurre no solo por la evolución de este director como cineasta, sino por las preocupaciones que lo acompañan al momento de filmar.
Aunque llevó a cabo su ópera prima en 1988 (It’s Impossible to Learn to Plow by Reading Books), fue en 1995 con Antes del amanecer (Before sunrise), cuando pudo disfrutar de una aceptación más unánime por parte del público y de la crítica. En esta cinta comenzó a explorar el universo que existe dentro de cada ser humano a través de extensos diálogos entre los dos personajes principales de la historia (diálogos que seguirían siendo una característica imprescindible de su cine), y acudiendo a quienes serían en adelante dos de sus actores recurrentes: Ethan Hawke y Julie Delpy.
Linklater es un director estadounidense y, a la vez, representante de un cine de autor que lo ha llevado a experimentar con diferentes técnicas y géneros con los que no todo realizador se permite intentar, lo que lo ha llevado a crear historias tan diversas -y con críticas tan divididas-, como Dazed and confused (1993), The Newton boys (1998), o la trilogía conocida como Before, compuesta por la ya mencionada Antes del Amanecer junto a Antes del atardecer (Before sunset, 2004) y Antes del anochecer (Before midnight, 2013); además de –entre otras-, Boyhood (2014).
Aunque su afán por probar nuevas experiencias y reinventarse le ha costado caer en algunas inconsistencias y algunos productos no tan afortunados, la revisión del cine de Linklater se hace imperativa en tanto que es un autor independiente que no se ha conformado con hacer lo que se espera de él y es ahí donde reside gran parte de su mérito. Su cine tiene una marcada tendencia a ahondar temas humanos, donde en general prevalecen los diálogos impregnados de grandes disertaciones filosóficas acerca de la vida y la existencia y el sentido de éstas.
Su incesante inquietud lo ha llevado a probar suerte con realizaciones en las que toda la historia transcurre en un solo día, como es el caso de Slacker (1991), la trilogía Before, Dazed and confused y Tape (2001), también a experimentar grabando a lo largo de 12 años un mismo largometraje, corriendo todos los riesgos que una hazaña como esta implica, pero llevando a feliz término su aclamada Boyhood, con la cual obtuvo importantes nominaciones y reconocimientos como el BAFTA y el Globo de Oro de 2015. Adicionalmente, le ha permitido incursionar en el uso de técnicas de animación como la rotoscopia, con la cual sacó adelante Waking Life en 2001 y en 2006, aquella a la que le dedicaremos algunas líneas más: Una mirada a la oscuridad (A scanner darkly).
Este largometraje animado -que no es de extrañar en la filmografía de Linklater, debido a su creciente necesidad de desarrollar nuevas tendencias-, explora la vida de un agente secreto de la policía de California, Bob Arctor (interpretado por Keanu Reeves), quien debe llegar al fondo de una red que trafica con la sustancia D, una droga altamente adictiva. Sin embargo, al infiltrarse para desentrañar la red, se convierte en un adicto a la misma sustancia y comienza a perder contacto con la realidad: diferenciar lo real de lo que no lo es se le hace cada vez más difícil. La película -con características de thriller-, que hubiera sido tan contundente tanto en cualquier técnica como en rotoscopia, está protagonizada además por Winona Ryder, Robert Downey Jr. y Woody Harrelson, quienes de la mano del director logran una cinta distópica verosímil y perturbadora, que irremediablemente nos deja pensando en los efectos que las drogas causan al individuo, a sus relaciones y a su organismo. Es, en resumen, una revisión al interior de la mente de un adicto a la droga en grado superlativo y las consecuencias que esto le acarrea a su vida.
La película está basada en la novela homónima del escritor estadounidense Philip K. Dick y fue adaptada al cine por el mismo Linklater. P. K. Dick fue un gran exponente de la novela de ciencia ficción, reconocido por, entre otras, obras como Blade Runner, Total Recall y Minority Report, que también han sido llevadas a la pantalla grande. Linklater nos reitera en esta acertada cinta su afán por entender el universo interior de nuestra especie y nos adentra en un laberinto oscuro en el que podríamos caer si no tenemos claro nuestro rumbo. Refiriéndose a una cámara que lo espiaba siempre, Arctor dice: “¿Qué ve un escáner?, ¿ve dentro de la mente, en lo profundo del corazón?,…., ¿ve claridad y oscuridad?, espero que vea claramente porque yo ya no puedo verme dentro”. Una mirada a la oscuridad es un film desesperanzador, pero que clama para que busquemos la luz en nuestro interior, de modo que no requiramos buscarla fuera.
Publicado originalmente en la revista Kinetoscopio No. 114 (Medellín, abril/junio, 2016), p. 34
©Centro Colombo Americano de Medellín, 2016
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